Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias. CUENCA.
Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias. CUENCA.

Andas Procesionales de Ntra. sra. de las Angustias

Es en 1955 cuando el proyecto de realización de andas nuevas cobra el impulso definitivo, y se comienzan a solicitar presupuestos a diferentes empresas nacionales de prestigio, como “Arte Religioso Royo Rabasa”.

 

El proyecto es notoriamente ambicioso, y en él se cuidan todos los detalles.

 

Junto con la realización de las andas, se contempla construir un sistema de banzos diferente al empleado hasta ese momento. La empresa “Manufacturas Metálicas madrileñas”, realiza un completo y complejo estudio que es remitido a la Cofradía. El proyecto se refiere a la fabricación de dos banzos partidos, es decir, cuatro partes de casi cuatro metros de longitud cada una. Son descritos como un armazón resistente compuesto por una pequeña viga armada. La misma habría de ir forrada de una lámina de aluminio de dos milímetros. Estas cuatro partes irían ancladas en una estructura interna bajo las andas.

 

El precio total ascendía a la nada desdeñable cantidad de diecisiete mil pesetas. El proyecto se desechó, tal vez por lo que de excesivamente novedoso hubiera tenido incorporar banzos de aluminio en nuestros desfiles y ante la incertidumbre de su resultado, no existiendo antecedente alguno, dándose además la circunstancia de su elevado importe.

 

La realidad es que las nuevas andas desfilaron en sus dos primeros años, al menos, con cuatro banzos corridos, pues se preveía un gran peso del grupo procesional, muy incrementado con respecto a las anteriores, siendo finalmente en 1959, reducidos a dos. 

Refiriéndonos propiamente al proyecto de andas, y tras estudiar diversas opciones, definidamente se opta por un diseño que, sin que conozcamos otros que pudieran barajarse, permitió construir las que sin duda son las andas de mayor calidad artística de nuestra Semana Santa.

 

El gran impulsor del proyecto fue el entonces mayordomo de la Cofradía Justo Lozoya, con el beneplácito de su Junta de Gobierno y posteriormente de toda la hermandad, al menos en lo que al diseño se refiere.

 

Su ejecución, conllevaba un elevadísimo coste, que superará las ciento cincuenta mil pesetas, cantidad equivalente en aquellos tiempos a los salarios de varios años de un trabajador medio, si bien es cierto que debieron surgir costes añadidos que incrementaron mucho más su precio final, y de los que no queda constancia suficiente. Se recibe para este fin subvención de veinticinco mil pesetas del Ayuntamiento de la ciudad.

 

La fabricación de las andas se llevó a cabo a partir de la Semana Santa de 1956, en el taller de ebanistería de Amancio Contreras, estando terminadas para desfilar en la de 1957, si bien lo complicado de su realización, hizo que fuera necesario trabajar incluso por las noches en los días próximos a la Semana Mayor, para poder tenerlas finalizadas y desfilar en dicho año.

 

En su confección se emplearán maderas nobles, contrastando los tonos casi negros del ébano, los no tan oscuros del palisandro, los violáceos del amaranto y los rojizos del  nogal americano. Maderas como el ébano de un elevadísimo coste, que sin lugar a dudas aumentaron el presupuesto considerablemente. 

Se componen de cuatro laterales independientes, que se montan sobre un  armazón, que inicialmente fue de madera, y que posteriormente, su deterioro y el trabajo silencioso de la carcoma, hizo que debiera sustituirse por otro de hierro que garantizase su protección a principios de los años noventa. Los laterales delantero y trasero, tienen una talla central que recoge respectivamente a Cristo en brazos de María, acompañados de dos personajes bíblicos, y a Cristo Yacente con un paisaje pétreo de hoces de fondo. Ambas escenas se enmarcan por cuatro cuarterones cada uno de ellos con un medallón de plata con detalles en oro, dos a cada lado de la talla, con símbolos alegóricos a la Pasión, como la figura del gallo que hizo consciente a Pedro de su traición, el corazón atravesado por un puñal representando el dolor de la madre, la lanza romana o la corona de espinas con los clavos de Cristo. Y todo ello, flanqueado por seis parejas de columnas con capitel y basa en plata repujada.

        

Los laterales izquierdo y derecho, presentan la misma estructura, si bien en sus orígenes, contaban cada uno de ellos con dos cuarterones de plata más, que pocos años después fueron suprimidos a causa de la longitud excesiva de las andas que hacía casi imposible su paso por calles como la del Peso. En este caso, las tallas en madera, recogen a Cristo siendo arropado por un sudario y su traslado al Sepulcro.

 

Los cuatro laterales descritos se culminaban superiormente con una estructura en forma de media caña en plata, con filetes adornados en su parte superior y base, hojas de parra uniendo las esquinas y ocho guirnaldas en cada lateral, todo ello repujado y de la misma plata.

 

En las  esquinas superiores las efigies de cuatro ángeles alados en dorado. 

 

Coronando esta base se ubicaría la imagen de la Virgen de las Angustias.

 

Un conjunto grandioso, que sirvió de entonces en adelante para honrar cada año por las calles de Cuenca a la Virgen de todos los conquenses, y que en aquel primer año como en los sucesivos fue causa de admiración cada Viernes Santo en las horas del medio día.

La plata fue elaborada por la “Casa Meneses” de reconocido prestigio, y que todavía hoy existe, siendo su coste cercano a las cien mil pesetas.

       

La inversión fue tan grande que fue necesario afrontarla en varios años, lo que originó incluso que se solicitara a la Junta de Cofradías el aplazamiento de las doscientas cincuenta pesetas con las que estaba estipulado que contribuyera esta hermandad a los gastos generales de la institución, sin que por parte de la misma se planteara objeción alguna.

 

La prensa local de la época, el diario “Ofensiva”, publica un artículo el día 10 de abril de 1957 que titula “Extraordinarias tallas para las andas del paso de Nuestra Señora de las Angustias”. En él se puede leer lo siguiente:

 

Entre otras novedades que la Semana Santa nos deparará, por cuanto a hermandades y pasos se refiere, vemos una de indudable importancia y de la que es protagonista la Real, Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, la cual estrenará un trono (que dirían los Californios de Cartagena) de ébano, en el que figuran valiosas tallas de motivos de la Pasión ligados con fondos de paisajes en los que aparece Cuenca.

 

Como anticipo del reportaje que hemos de publicar recientemente, ofrecemos hoy la foto de uno de los fragmentos que componen estas notables andas de la imagen de la Patrona de la Diócesis”.

 

Siete días más tarde en entrevista publicada en el mismo diario a Manuel Sáiz Abad, y al ser preguntado en referencia a las novedades de este año en los desfiles, responde que “…la novedad más importante es unas soberbias andas de ébano y plata que estrenará Nuestra Señora de las Angustias, obra ésta que ha sido realizada en Cuenca por el artista Amancio Contreras y plata de la Casa Meneses”.

 

El día 18 de abril de 1957, desfilan por primera vez las nuevas andas, siendo causa de admiración por nazarenos y gentes que contemplan en las aceras el desfile procesional “En el Calvario”, siendo escoltado el paso de la Virgen de las Angustias por cinco miembros de la Guardia Civil, como por otra parte ya venía siendo tradicional, y portadas estas por cuarenta y ocho banceros. Sobre las andas y delante de la imagen, se sitúan también cinco candelabros de plata con sus respectivos hachones, y en las esquinas cuatro ánforas del mismo metal adornadas con flores. La Cofradía será acompaña en la procesión por Francisco Ruiz Jarabo, Ministro de Justicia por aquel entonces, y que desfilará de paisano con el escapulario de la hermandad y un cetro que aún hoy se conserva.

 

                                                                            José Manuel Vela Velasco

Retablo de Nuestra Señora de las Angustias

Cinco años de trabajo concienzudo antecedieron al montaje definitivo del retablo de la Madre de los conquenses. Cinco años de estudios, trámites y matizaciones que el día 12 de diciembre de 2009 se hicieron patentes con la entronización de la Santísima Virgen de las Angustias en su nuevo retablo en la Parroquia de la Virgen de la Luz.

 

Un excepcional trabajo que fue elaborado hasta el más minucioso detalle a lo largo de dos años, y que nació de las manos preparadas y doctas de D. Luis Priego Priego, quien paso a paso, fue alumbrando esta creación en su taller de la Facultad de Bellas Artes de Madrid.

Una obra que se ha visto fuertemente inspirada por otras del mismo carácter y época que la Iglesia donde encontrará ubicación. Esta seo, en su mayor parte obra de Martín de la Aldehuela, requería que el estilo de este retablo fuera coherente y acorde con ella. Por eso, una de las mayores influencias de las que ha bebido este retablo ha sido la Capilla del Pilar de la Catedral de Cuenca, también obra de Aldehuela. Un autor que tanto y tan buen legado artístico dejó en nuestra ciudad.

 

Los trabajos de montaje comenzaron dos semanas antes. Junto al engranaje de las diferentes partes de la obra para adoptar su aspecto definitivo, fue necesario previamente desmontar el que existía, y llevar a cabo pequeñas obras de albañilería. Bajo el actual retablo se encuentra una pequeña urba de metacrilato que guarda para la posteridad un diario del día, y un documento realizado por el Secretario donde se detallan los aspectos más relevantes de la obra junto a otros objetos.

 

Esta creación artística que ya adorna el altar de la Virgen de las Angustias, recoge en sí misma numerosos elementos que ésta mente creadora, destacando la ausencia de líneas rectas en los elementos que le dan cuerpo y volumen. En ella, se combina los dorados en oro con los marmoleados en verde. Todos materiales de primera calidad. Dos grandes lienzos laterales , sobre la curvatura estructural del hueco que alberga la talla, abrigan la talla de María, representando dos ángeles que portan en sus manos los símbolos del martirio de Cristo. Uno los lírios de la Pasión, el otro los clavos de la Crucifixión. Figuras de gran belleza que en su movimiento serpeante acogen los cánones estilísticos del Barroco más acentuado. Al frente, dos columnas con capiteles semejantes a los que decoran toda la iglesia, enmarcan la figura de la Virgen, terminados en oro como la basa, el pedestal y el zócalo. El fuste está marmoleado en verdes. La escultura de la Santísima Virgen de las Angustias se asienta sobre un pedestal en oro. En los pedestales de las Columnas y de la Madre, descubrimos paisajes alegóricos a Tierra Santa, y nuevamente simbología pasional. Sobre la imagen titular de la Cofradía, se abre una cúpula elíptica nervada en su interior realizada en oro. Sobre las columna, un friso curvado y decorado con guirnaldas recorre la obra de un extremo al otro. Y sobre él, un gran ático que acoge en su centro una bella cartela con el escudo de la Real Cofradía en su centro, con sus colores originales.

Toda la obra se asienta sobre un altar de marmol en forma de peho de paloma, como los que pueden ser observados en el resto de la Iglesia, adoptando las mismas tonalidades y la misma estética.

Todo el conjunto, acompañado de una acertada y estudiada iluminación que proporciona una atmósfera propia, dotan a la escena de la Virgen de un patetismo y recogimiento sin igual.

 

El 12 de diciembre se entronizó a la Virgen de las Angustias en su nuevo altar, en una ceremonia que estuvo marcada por la emotividad y el calor pastoral del prelado conquense D. José maría Yanguas.

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